Está de moda la creatividad. Está de moda ser creativo. Y a mí cuando algo se pone de moda me sale más el lado escéptico que el lado “fan”, que también lo tengo.
Con el tiempo he acabado desarrollando una especie de radar para reconocer con rapidez palabras, expresiones o ideas que se pondrán de moda. La confirmación viene cuando aumenta su presencia en artículos y charlas. Al principio su uso es esporádico como esas primeras gotas que anuncian lo que va a venir pero no molestan mucho. Luego la tormenta ya es imparable y con el uso llega el abuso y el manoseo de estas palabras hasta perder ese brillo, ese lustre que al principio tanto nos conquistaba. Y eso mismo está ocurriendo desde hace un tiempo con la creatividad. No eres nadie si en tu discurso no aparece la palabra creativo, da igual de qué hables, “hay que ser creativo”. Vaya por delante que no tengo nada en contra ni de la creatividad ni de los creativos. Los admiro profundamente y tengo la suerte de compartir vida y amistad con gente así. Les confieso además un secreto (uno más).: me gustaría tener otra vida para dedicársela a algo artístico, que en ésta me he pasado con lo intelectual. De modo que mi problema no es con las personas ni siquiera con la palabra sino con la repetición y el abuso, especialmente en ámbitos educativos que son los míos y en los que me temo también nos hemos pasado con lo intelectual. Decimos creatividad como hace cuatro días decíamos emoción y dentro de cuatro hablaremos de sentido, como si hubiéramos descubierto la piedra filosofal que va a convertir en oro cualquier intervención educativa. “Sé creativo”, “crea”, se nos anima hasta el punto de llegar al imperativo. Y al escucharlo y más allá de la urticaria que suelen provocan en mí las órdenes esta vez y gracias a las “piruetas” de la memoria, estas palabras se transforman en otras que leí hace mucho tiempo y que no me provocan ningún sarpullido. Quizás leer sea mucho decir. En realidad las veía al pasar en mis múltiples carreras y correrías (que de todo ha habido) por la que fue mi parroquia. Es una frase de Maximiliano Kolbe y estaba en letras grandes a los pies de una escalera. Supongo que ha sido precisamente el tamaño el responsable de que se guardaran en mi memoria dado que mi velocidad habitual no permitía mucha contemplación. La frase en cuestión decía: “Sólo el amor crea” Así que yo oigo creatividad y me acuerdo del amor, el tema de siempre, el más cursi y el más auténtico. Y ahí está la pirueta, la transformación y me digo: si quieres ser creativa… AMA. Ama lo que haces o para quien lo haces, ámate lo suficiente para que tus manos canten, tu boca baile o tus pies pinten. Así quizás no necesites otra vida para dedicarte a lo artístico. Y puestos a amar, hazlo sin medida. Porque, paradojas del amor, sólo se tiene cuando se derrocha. Es tan creativo él.
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AutoraMe llamo Asun. Soy licenciada en química y en psicología. Me dedico a enseñar pero me paso la vida aprendiendo. Archives
Mayo 2017
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