Mi superhéroe de hoy es un compañero de profesión. Es profe. Y, pese a lo que a algunos les pueda parecer, ser profesor no te excluye de la lista de superhéroes, es más yo creo que te da puntos. Conozco a más de uno pero hoy toca hablar de Carlos. Hay muchas razones pero la primera es la urgencia. Carlos está a punto de jubilarse y ya sabéis que con la jubilación además del tiempo libre llegan las cenas y los discursos. Que conste que no me parecen mal y que yo he participado en bastantes pero siempre pienso lo mismo: ¿por qué esperar al final de la trayectoria profesional para decirle a alguien lo bueno que es, o lo que ha aportado o el recuerdo que ha ido dejando?¿por qué no se puede hacer eso a medio camino, cuando en el balance personal y vital hay desengaños pero mantienes la ilusión, cuando a pesar del mucho camino recorrido sigue habiendo horizonte?¿Por qué las alabanzas son siempre un corolario y no una palmada en el hombro para seguir avanzando?. Yo conocí a Carlos en ese momento de su vida así que no tenía elementos suficientes para glosar sus méritos. Ahora sí los tengo y aprovecho que aún le quedan unos meses, que aún es mi compañero y que nadie me obliga a hablar bien de él. Más bien se lo debo. Él fue mi primer director y lo siento por los que han venido después pero para mí el siempre será “mi director”. Todavía cuando reflexiono o hablo sobre habilidades directivas pienso en él. Cómo ser cercano y a la vez referente, cómo delegar tareas pero dar también la autonomía necesaria para realizarlas, cómo tener el rumbo en la cabeza pero compartir la navegación. Cómo ser reflexivos y rigurosos en los porqués pero innovadores y creativos en los cómos. Cómo ser capitán, un “supercapitán”
Luego la vida nos hizo amigos y con los amigos, a mí al menos, me resulta difícil ser objetiva. Sin embargo en este caso creo que no me excedo y que hasta sus enemigos (¿quién no tiene enemigos?) le reconocerán esa curiosidad por todo y por todos, ese “ponerse en primera fila” para aprender siempre, esa capacidad de admirar que no se ha visto nublada por los años. Porque ese es su superpoder. Es un “grande” aprendiendo y eso le hace ser un “grande” enseñando. Tan grande que pareciera que siempre va a estar ahí, para comentar lo último en innovación educativa o qué podemos hacer para que nuestros alumnos “piensen” de verdad. Me resulta extraño y doloroso hacerme a la idea de que mi trayectoria profesional a partir de ese momento ya no va a estar unida a la suya, que en ese asiento de primera fila ya no estará él y que nadie nos recordará la historia del colegio. Es difícil aceptar que el superhéroe no va a estar siempre ahí cuando lo necesitemos. Pero consuela pensar que podré seguir compartiendo risas, comidas y vida con mi amigo el superhéroe que para mí siempre será “Oh capitán, mi capitán”.
0 Comentarios
|
AutoraMe llamo Asun. Soy licenciada en química y en psicología. Me dedico a enseñar pero me paso la vida aprendiendo. Archivos
Junio 2016
Categorías |